sábado, 15 de octubre de 2011

CLARA, HERMANA LUNA (Y ÚLTIMO)

No me importa estar y ser la cara oculta de la luna. Todavía lo continúo siendo para muchos franciscanos y franciscanas. No me importa tampoco que Francisco se lleve los “aplausos” u otros santos franciscanos de hoy. Yo estoy a gusto en lo oculto, en lo oscuro, en la noche. A vosotros os gusta la noche: ahí no rigen los horarios, no hay “vigilancia” de adultos, es tiempo propicio para la comunicación, para el disfrute. Vivir en la cara oculta de la luna puede propiciar un encuentro. Si de algo tengo nostalgia es de las noches hermosas de Asís, en la bella Umbría. Sé que vuestras noches son, a veces, hermosas; otras, no tanto. Desde ese gozo de la noche se puede ir a la luz hermosa del día, desde lo sencillo se puede llegar a abrazar a la persona, desde la vida simple se puede disfrutar en compañía, en fraternidad.

Gracias por haberme dejado asomarme a vuestra vida. Aunque soy de otra época, he tenido un corazón tan apasionado como el vuestro, he luchado por ideales como lucháis vosotros, he querido amar a Jesús y Francisco como lo hacéis vosotros, me han enamorado las personas como os enamoran a vosotros. Consideradme una hermana, la hermana luna. No estamos tan distantes, más allá de las fechas. Algo vuestro y mío es común. Os llevo conmigo y os deseo, como Francisco, el bien y la paz.

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