lunes, 31 de octubre de 2011

MÁS GENTE MAJA EN ZARAGOZA

Ya veis qué gente más maja acaba de entrar en Jufra de Zaragoza. Además hay una novedad y es que hay gente del colegio y la Parroquia de San Antonio y gente de la Parroquia de San Francisco, bueno y también gente que viene porque le han dicho que está muy bien y ..... (etc. etc.). Amaya y Trini son las que tienen la suerte de estar con ellos y por lo que me dijeron el primer día estuvo muy bien, se conocieron un poco, explicaron cómo estaban, hicieron algún juego de nombres y dicen que se aprendieron algunos. Bueno, el próximo domingo más y mejor. ¡¡¡Jóvenes de España, en Zaragoza se cuece algo grande!!! Un besazo

viernes, 28 de octubre de 2011

25 AÑOS DEL ESPÍRITU DE ASÍS



«¡Nunca más la violencia! ¡Nunca más la guerra! ¡Nunca más el terrorismo!» fueron las palabras finales de Benedicto XVI al término del encuentro de Asís, junto con una ferviente plegaria: «En el nombre de Dios, que toda religión traiga a la Tierra justicia y paz, perdón y vida, ¡amor!» El tercer encuentro de todas las religiones del mundo en Asís, después de los convocados por Juan Pablo II en 1986 y 2002, resultó un éxito, con notable aumento de la participación de líderes musulmanes y judíos entre los trescientos representantes de todas las religiones del planeta que ayer viajaron juntos en tren desde el Vaticano hasta Asís, donde renovaron los compromisos por el entendimiento mutuo, la concordia y la paz. El Papa destacó como peligro actual el terrorismo fundamentalista.
La novedad de este tercer encuentro fue la participación de no creyentes, que el Papa incluye como interlocutores habituales cada vez con más frecuencia. La filósofa franco-búlgara Julia Kristeva y el filósofo mexicano Guillermo Hurtado tuvieron intervenciones destacadas, lo mismo que el patriarca ecuménico de Constantinopla, Bartolomé I, el primado de la Comunión Anglicana Rowan Williams o el rabino David Rosen.

martes, 25 de octubre de 2011

LA FORMULA DE LA FELICIDAD

Gracias Fano por hacernos mas cercano y sencillo el Evangelio de cada domingo.

sábado, 15 de octubre de 2011

CLARA, HERMANA LUNA (Y ÚLTIMO)

No me importa estar y ser la cara oculta de la luna. Todavía lo continúo siendo para muchos franciscanos y franciscanas. No me importa tampoco que Francisco se lleve los “aplausos” u otros santos franciscanos de hoy. Yo estoy a gusto en lo oculto, en lo oscuro, en la noche. A vosotros os gusta la noche: ahí no rigen los horarios, no hay “vigilancia” de adultos, es tiempo propicio para la comunicación, para el disfrute. Vivir en la cara oculta de la luna puede propiciar un encuentro. Si de algo tengo nostalgia es de las noches hermosas de Asís, en la bella Umbría. Sé que vuestras noches son, a veces, hermosas; otras, no tanto. Desde ese gozo de la noche se puede ir a la luz hermosa del día, desde lo sencillo se puede llegar a abrazar a la persona, desde la vida simple se puede disfrutar en compañía, en fraternidad.

Gracias por haberme dejado asomarme a vuestra vida. Aunque soy de otra época, he tenido un corazón tan apasionado como el vuestro, he luchado por ideales como lucháis vosotros, he querido amar a Jesús y Francisco como lo hacéis vosotros, me han enamorado las personas como os enamoran a vosotros. Consideradme una hermana, la hermana luna. No estamos tan distantes, más allá de las fechas. Algo vuestro y mío es común. Os llevo conmigo y os deseo, como Francisco, el bien y la paz.

martes, 11 de octubre de 2011

CLARA, HERMANA LUNA (3)

Os voy a revelar un “secreto a voces”: Francisco y su proyecto me llegaron al corazón. Yo era doce años más joven que él, pero era más valiente. A él le costó muchísimo decidirse; yo, sin embargo, me decidí enseguida. Entendí su propuesta humilde de vida simple y de fraternidad. Me dije que nunca abandonaría aquella senda. Muchos le dejaron en la estacada, antes y después de su muerte. Yo, terca como una mula, fiel a su amor, no retrocedí ni para coger impulso. Me fue muy difícil en muchos momentos, pero logré serle fiel. Me han honrado con el calificativo de la discípula más fiel de san Francisco. Pero fui algo más: representé la manera viva de encarnar un ideal. Por eso, Francisco mismo, en los momentos de más duda, que los tuvo y muchos, me miraba, me preguntaba, me consultaba. Él abrió camino y yo lo seguí con fuerza. Es que su camino puede llegar a suscitar un entusiasmo tan grande como el suyo. No me extraña que aún os interese este proyecto.


Algunos han dicho, muy generosos, que fui una mística. Quizá sea mucho decir. Pero os voy a abrir las ventanas de mi alma. Mirad dentro. A mí me llenaba de una alegría incontenible la certeza de que vivir era una suerte, más allá de cualquier limitación. Por eso rezaba todos los días al despertarme: “Gracias, Señor, porque me has creado”. Tuve una pasión desmedida por Jesús. Lo mío no era solamente fe, era pasión. Las monjas no teníamos entonces espejos en nuestros cuartos. Pero para mí, el “espejo” era Jesús. No me cansaba de mirarlo; no me cansaba de que me mirara. Y también llegué a saltar la valla del huerto del corazón de mis hermanas y a dejar la puerta del mío siempre abierta. Esta mezcla de corazones, de vidas, siempre me maravilló. Ya veis que no son cosas extraordinarias. Vosotros mismos podrías tenerlas. A mí me llenaron el alma.

jueves, 6 de octubre de 2011

CLARA, HERMANA LUNA (2)

Yo encontré mi “lugar en el mundo”, aunque no sea cosa fácil (a vosotros también os cuesta mucho). Físicamente mi lugar fue san Damián, un pequeño convento que en nada se parecía a las grandes abadías. Allí, mis hermanas y yo pasamos muchas penurias y nos dijeron de todo. Pero disfrutamos muchísimo. La pobreza no nos hizo retroceder; el desprecio de la gente nos lo echamos a las espaldas. Llegamos a la convicción de que la manera de decirnos y de decir a los demás que Dios es amor y solamente amor era llevar una vida sencilla y ser buenas entre nosotras y con los demás. En vuestro tiempo, el hermano Roger, que fue prior de Taizé, decía lo mismo: con comunidades, con gente, buena de corazón y de vida simple, esta sociedad de hoy entenderá que Dios le ama.
Ya os digo que no fue nada fácil. Mucha gente no nos comprendió. Los mismos jefes de la Iglesia de la época creían que era imposible vivir sin posesiones grandes, sin rentas, sin viñas, sin molinos. Pensaban que moriríamos de miseria y desapareceríamos. Nos atosigaban a limosnas y dones que no queríamos. Yo le pedí al señor Papa un “privilegio”: que pudiéramos vivir a nuestro aire sin que nos obligaran a aceptar bienes. Era un documento insólito; no habrá habido otro en la historia de la Iglesia. El Papa lo firmó. Pero la cosa no se detuvo ni con ese documento. Yo misma tuve que ver que, a veces, en mi propia casa de san Damián se abría la puerta de los dones. Algunos dicen que duró poco la utopía, la primavera. Pero en mí siempre quedó el ideal intacto, aunque tuviera que transigir y hacer la vista gorda. Los ideales no son inútiles; el corazón que los conserva vive más a gusto.

martes, 4 de octubre de 2011

CARTA DE SAN FRANCISCO A LOS CIUDADANOS DEL MUNDO

A cuantos vivís en la tierra, el hermano francisco, os saluda con gozo y os desea de todo corazón la Paz verdadera y el Amor fraterno de nuestro Señor y Hermano Cristo Jesús.
Hace ocho siglos, durante mi vida terrena, escribí cartas a todos los hombres invitándoles a vivir en paz, hermandad y santa alegría. Vuelvo a hacerlo ahora, a inicio del siglo XXI, por que hasta mi morada celestial están llegando noticias de violencias, odios, guerras, racismo, terrorismo, hambre... Nos están llegando muchos hermanos bañados en sangre, muertos prematuramente.
Queridos hermanos: ¿Tendré que suprimir de mi Cántico de las Criaturas aquel verso que dice “Loado seas, mi Señor, por nuestra hermana, la Madre Tierra”? ¿Tanto habéis endurecido el corazón que ya no os queda una gota de sentimiento, de compasión, de delicadeza, de cortesía, de amor?
¡Pobre Hermana Madre Tierra, cuando sus hijos cultivan el odio en vez del amor, crean discordia en vez de armonía, siembran tristeza y lágrimas en vez de alegría y sonrisas...; que matan la Paz y adoran la violencia!
Cuando el Señor me visitó con su paz, yo la voceaba a todas horas, en todas partes, a todos los hermanos: “La Paz con vosotros”, “El Señor os dé su Paz”... Y las Hermanas Criaturas, el sol, las estrellas, el viento, el agua,... aplaudían mi locura de Hermano Universal.
Hermanos todos, ciudadanos de un mundo enfermo:
  • Recuperad el silencio, aplastado por tantos ruidos.
  • Aprended a escucharos y escuchad a Dios en el rumor del río, la cascada, el bosque, el campo, la brisa del aire...
  • Fijaos en la alegría de los niños que juegan, en la mirada de los enamorados, en la caricia del beso de quienes os quieren... Porque quien llena los ojos y el corazón de tanta bondad e inocencia, es incapaz de asesinar la Vida y el Amor.
  • Dejad un sitio a Dios en vuestro corazón y la Paz interior irradiará ternura, alegría, esperanza, hermandad,... a vuestro alrededor.
  • Haced llegar a todos los rincones del mundo mis palabras predilectas: “Paz y Bien”.
¡Loado seas, mi Señor, por todos los que escuchen esta carta y la pongan en práctica¡

Jamás me cansaré de desearos la Paz.
Un abrazo de vuestro hermano Francisco de Asís.

lunes, 3 de octubre de 2011

CLARA, HERMANA LUNA


Todos lo sabéis: la luna tiene una cara (el 41% de su superficie) que nunca vemos desde la tierra. En 1959 la fotografió por primera vez una sonda. Esto se debe a que la luna tarda lo mismo en dar una vuelta sobre sí misma (movimiento de rotación) que en dar una vuelta alrededor de la Tierra (movimiento de traslación). Así que cada vez que gira un poco sobre su eje, también se traslada un poco alrededor nuestro, de manera que nos muestra siempre la misma cara. ¿A qué viene todo esto, diréis? A mí, Clara de Asís, me han calificado como “hermana Luna”. Así lo dejó plasmado Zefirelli con su hermosa película: Hermano sol, hermana luna. Yo he estado casi siempre oculta, como la cara oculta de la luna. Ahora me voy asomando a vuestras vidas y me agrada que me acojáis con los brazos abiertos.



En realidad, desde el principio de mi aventura siguiendo los pasos de Francisco, yo quise ser “hermano”. Así se lo hice saber. Ser hermano era ser como Francisco y sus amigos, con su mismo estilo de vida, con su andar por los caminos, su trabajo sencillo y manual, su vida modesta. Es verdad que, como en el siglo XIII no había un molde nuevo de vida religiosa femenina, me tuvieron que enmarcar en una especie de monasterio. Pero, lo repito, lo mío era ser “hermano”, tener libertad para ir y venir, para trabajar y convivir con los débiles, para contemplar al Creador en cada una de sus humildes creaturas. Me fue muy difícil ser “hermano”, pero os aseguro que, en gran parte, lo logré. Como os pasa a vosotros, a mí también me deslumbró la hermosa intuición de Francisco de vivir una vida simple, fraterna y buena con todos y con todo.

CONTINUARÁ...