La libertad constituye uno de los irrenunciables de ser persona. Dios nos ha creado libres y todo aquello que condicione, limite o elimine la libertad no puede venir de Dios. Él respeta nuestra libertad, la impulsa para que crezca y la envuelve con amor cuando se extravía. La opción fundamental, la orientación que queremos dar a nuestra vida, tiene que estar avalada por dicha libertad.
En la Cuaresma habríamos de dejarnos influir por el Mensaje. Percibir que nuestra manera de ser, nuestra opción fundamental, puede ser influenciada, mejorada y enriquecida por Jesús. No darnos por derrotados ante nuestras formas negativas de ser. Creer que somos llamados/as a la plenitud. (Fidel Aizpurúa)
“Ordinariamente, la opción fundamental es anterior al encuentro con Jesús. Así lo expresa Juan: ‘Todo el que obra con bajeza odia la luz y no se acerca a la luz, para que no se le eche en cara su modo de obrar; en cambio, el que practica la lealtad se acerca a la luz, y así se manifiesta su modo de obrar, realizado en unión con Dios’ (Jn 3,20s). La disposición y el comportamiento habitual con los demás determinan la opción. A la opción positiva responde el don del Espíritu, que le da estabilidad y capacita para llevar a término el proyecto creador”. (J. Mateos, El horizonte humano. La propuesta de Jesús, p.100)
No hay comentarios:
Publicar un comentario