jueves, 9 de mayo de 2013

SEMANA VOCACIONAL EN EL COLE DE MURCIA

HASTA DAR LA VIDA:ALGO MÁS QUE UN LEMA
   Una imagen vale más que mil palabras, y bien verdad es, cuando miras con atención el póster que anuncia en nuestro Colegio la semanal vocacional de este año, que toma el lema “Hasta dar la vida”. El póster en cuestión presenta una mano abierta, con un corazón de goma espuma y en la muñeca, varias pulseras de cuero que llaman la atención por su sencillez. De una de ellas cuelga además una pequeña Tau.
   Una mano así evoca el trabajo, la vida, lo cotidiano, lo juvenil… evoca el riesgo. Porque para dar la vida hay que arriesgarse.
   No he podido ni he querido contener las ganas de escribir sobre la impresión que tengo en estos días.


   “Hasta dar la vida” es algo más que un lema. Es una actitud y es una aptitud. No da la vida el que puede sino el que quiere. De ahí que en la historia hayan quedado tan claras las palabras de Jesús: “Nadie me quita la vida, soy yo quien la entrego”. Para eso hace falta un talante de riesgo, una disposición del ánimo, de trabajo del ego y de mucha introspección hasta lo más profundo de cada uno. El que no se conoce no puede dedicarse a dar lo que no tiene, porque llegado el momento de apostar hasta el final va a ser como el que construye la casa sobre arena y ante la venida de los primeros vientos se queda sin ella. Y se trata también de una aptitud, ya que son necesarias una serie de cualidades que aunque a todos se nos entregan no todos las utilizan.
   Cuando esta tarde planteaba a los alumnos de mi clase la apuesta que los misioneros Alejandro Labaka e Inés Arango hacen por el Evangelio, les he recordado la parábola de los talentos. Inés y Alejandro reciben como cada uno de nosotros una serie de talentos que saben invertir, teniendo como beneficio el placer, la satisfacción, el gusto por haber llegado hasta el final. Pero me parece vital entender lo siguiente, al menos a mí me resuelta por dentro: al igual que Jesús, a Alejandro e Inés nadie le quita la vida, ni siquiera las propias lanzas que en ellos se clavan y que luego sus propios hermanos tienen que sacar con fuerza, no entregan la vida siquiera en ese momento que llama tanto la atención por la crudeza de las imágenes, cuando ellos se arriesgan marchando a aquel pequeño poblado adentrándose en la selva, su vida ya ha sido entregada a lo largo de los años en los que estuvieron preparándose para aquel momento. La muerte no les pilló por sorpresa, la hermana muerte, tal y como le gustaba a Francisco llamarla ya era su compañera natural de viaje. Ellos, como Jesús, ya se habían despedido de unas expectativas de fama, de vida cómoda, de comprensión, de éxito…y pudieron marchar en aquel helicóptero cuando “todo estaba cumplido”
   ¿Qué lectura hago yo de esto? Mi día a día es la “selva” en la que a mí se me han repartido una serie de talentos. Además, de esos talentos sólo se obtiene beneficio cuando viviendo desde la atención descubro todas las posibilidades y experiencias a mi alrededor de encuentro con Dios que pasan por mis propias entrañas. Y todas se tornan válidas, porque en todas se va a reflejar algo de mí misma, en un sentido o en otro, que no tiene por qué ser enjuiciada. Si ha llegado a mi vida es porque conviene.
   Así que para mañana, concretamente mañana, me pondré una pulsera de cuero que me recuerde la verdad del Dios que se manifiesta día a día, en lo cotidiano, de dentro hacia afuera. Y ese Dios me pide que cualquier cosa que haga, lo haga “Hasta dar la vida”, ya sea reír, trabajar, pasear, hablar, cantar… con ilusión…y si un día es necesario otra forma de dar la vida, ya se me planteará y la hermana muerte vendrá a pedirme que la acompañe. Mañana, concretamente mañana, intentaré ser el “ser que Dios ha soñado en sus entrañas”.

CLARA LÓPEZ RUBIO
Maestra del Colegio

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