sábado, 15 de febrero de 2014

PERO YO OS DIGO

   Entre la algarabía de mensajes y opiniones que dominaban en el mundo religioso judío, Jesús irrumpe poniendo unos “pero…” que están, según sus palabras, en la línea de “la plenitud” que El ha venido a traer, y que invitan a la rectificación, a la clarificación y a la profundización.
   Mientras nosotros solemos quedarnos en la exterioridad de las cosas, en los cumplimientos rituales y rutinarios, en la apariencia, viviendo bajo mínimos… El quiere situarnos en la profundidad y autenticidad de los valores.
   Y los más importante -con serlo y mucho- no son los “pero…” concretos que nos transmite el texto evangélico, sino el talante que revelan. Invitan a dirigir la mirada y contemplar a Jesús como al auténtico Maestro, porque es quien tiene palabras de salvación.
   ¿Son sus criterios los nuestros, y nuestros caminos los suyos? ¿Tan distanciados estamos? El Evangelio es claro, pero no es cómodo ni simple. Requiere una gran dosis de audacia y creatividad. Jesús advirtió que solo los que se hacen violencia alcanzan el Reino.
Domingo Montero, capuchino


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