martes, 25 de agosto de 2015

SIEMPRE ME PASA LO MISMO Y ME GUSTA…

Siempre me pasa lo mismo. Cuando vuelvo de experiencias importantes como Urbasa, Taizé o campos de trabajo me siento ajeno a muchos aspectos de la vida occidental con la que me encuentro. Me siento ajeno de la televisión, de las vueltas y vueltas que dan a cada detalle de la vida futbolística, ajeno de la preocupación por tener que hacer no sé qué cosas que todos hacen, me siento ajeno de la necesidad de tener que ir presentable y ajeno de muchas cosas más. Y esta sensación me gusta porque me siento más libre, siento que la corriente social no me arrastra, que puedo tomar distancia y elegir qué es lo que realmente quiero y tiene que ver conmigo.
   Y es que en estos lugares la vida se centra en cosas que te llenan y que relegan a un segundo plano lo que se supone que es tan importante. En estos paraísos como Urbasa y Taizé nos encontramos personas que sacan lo mejor de sí mismas y nos damos cuenta de toda la riqueza que hay en cada ser humano. Y cultivamos unas relaciones donde la confianza y el cuidado del otro no se ven difuminados por nuestras corazas y mecanismos de defensa. Estos lugares están llenos de Espíritu porque nos damos espacio para la relación con la naturaleza, con el silencio, con nuestro interior y también con Dios. Por eso nos sentimos como en casa, y la alegría, las ganas de vivir, la confianza en uno mismo y miles de sentimientos salen a relucir. Esto mismo es lo que intentamos vivir semana a semana en nuestros grupos de Jufra, y que sin tanta intensidad pero con la fuerza de lo cotidiano, vamos dejando posar en el corazón de cada uno. 

Javi Morala, capuchino

martes, 18 de agosto de 2015

EL PAPA INSTITUYE LA JORNADA DE ORACIÓN POR LA CREACIÓN

El papa Francisco ha instituido la Jornada Mundial de Oración para el Cuidado de la Creación, y lo ha hecho a través de una carta enviada al cardenal Peter Kodwo Appiah Turkson, presidente del Pontificio Consejo Justicia y Paz, y al cardenal Kurt Koch, presidente del Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos. Se celebrará cada año el 1 de septiembre. Esta jornada será un nuevo signo visible de la preocupación del Santo Padre y de la Iglesia por la Creación y su cuidado, tal y como ha quedado reflejado en la recién publicada encíclica Laudato Si’.
   El Metropolita Ioannis de Pérgamo, durante su intervención en la presentación de la Encíclica Laudato si’, contó que ya desde 1989, el Patriarcado Ecuménico decidió dedicar el 1 de septiembre de cada año para orar por el medio ambiente. Y se preguntó si no podría ser una jornada de oración para todos los cristianos. Tal y como lo explica Francisco al inicio de su carta, acogiendo esta sugerencia, ha decidido instituir también en la Iglesia Católica la «Jornada Mundial de Oración por el Cuidado de la Creación».
   El Pontífice recuerda una vez más que como cristianos, “queremos ofrecer nuestra contribución para superar la crisis ecológica que está viviendo la humanidad”. Para ello --asegura-- debemos ante todo extraer de nuestro rico patrimonio espiritual las motivaciones que alimentan la pasión por el cuidado de la creación.
   De este modo, el Papa advierte que “la crisis ecológica nos llama por tanto a una profunda conversión espiritual”. Por eso, subraya que los cristianos están llamados a una "conversión ecológica, que implica dejar brotar todas las consecuencias de su encuentro con Jesucristo en las relaciones con el mundo que los rodea".
   La Jornada Mundial de Oración por el Cuidado de la Creación, explica Francisco en su carta, ofrecerá a cada creyente y a las comunidades “una valiosa oportunidad de renovar la adhesión personal a la propia vocación de custodios de la creación, elevando a Dios una acción de gracias por la maravillosa obra que Él ha confiado a nuestro cuidado, invocando su ayuda para la protección de la creación y su misericordia por los pecados cometidos contra el mundo en el que vivimos”.
   Además, también reconoce que la celebración de la Jornada en la misma fecha que la Iglesia Ortodoxa “será una buena ocasión para testimoniar nuestra creciente comunión con los hermanos ortodoxos”.
   Al repecto, asegura que vivimos en un tiempo en el que los cristianos afrontan idénticos e importantes desafíos, y a los que se debe dar respuestas comunes, “si queremos ser más creíbles y eficaces”. Asimismo, el Santo Padre manifesta su deseo de que esta Jornada pueda contar con la participación de otras Iglesias y Comunidades eclesiales y se pueda celebrar en sintonía con las iniciativas que el Consejo Ecuménico de las Iglesias promueve sobre este tema.
   A continuación, el Papa pide al cardenal Turkson que ponga en conocimiento de las Comisiones de Justicia y Paz de las Conferencias Episcopales, así como de los Organismos nacionales e internacionales que trabajan en el ámbito ecológico, la institución de esta Jornada, para que la celebración “se organice debidamente con la participación de todo el Pueblo de Dios: sacerdotes, religiosos, religiosas y fieles laicos”. Este dicasterio deberá llevar a cabo iniciativas adecuadas de promoción y animación, “para que esta celebración anual sea un momento intenso de oración, reflexión, conversión y asunción de estilos de vida coherentes”.
   Finalmente, la petición para el cardenal Koch, presidente del Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, es que se ponga en contacto con el Patriarcado Ecuménico y con las demás realidades ecuménicas, “para que dicha Jornada Mundial sea signo de un camino que todos los creyentes en Cristo recorren juntos”. Este dicasterio se ocupará de la coordinación con iniciativas similares organizadas por el Consejo Ecuménico de las Iglesias.
zenit.org

lunes, 10 de agosto de 2015

LA OTRA ORILLA

El verano es un tiempo que no siempre ni para todos es de descanso a pesar de tener vacaciones laborales, si es que se tienen éstas o se tiene trabajo para poder entonces tener vacaciones. La cuestión es que en un caso o en otro cuando llega ese tiempo en el que nos sentimos libres de obligaciones o al menos descargados de ellas, surgen de nuestra mente un montón de fantasmas que en modo alguno nos dejan disfrutar de ese tiempo, quizá porque no hemos aprendido a hacerlo o no nos lo permitimos el resto del año. Porque el tiempo de vacaciones no tendría que ser otro que el de descarga de actividades y el de reencuentro con todo aquello que nos hace sentirnos como en casa y ese sitio está en nosotros, en lo más profundo, en esa Morada Interior con la que todos contamos, de la que nos habla Santa Teresa y que a veces es tan extraña.
   En nosotros existe siempre la necesidad de como Jesús “ir hacia la otra orilla”, porque es donde verdaderamente somos auténticos y estamos conectados con lo más profundo. Y es una invitación a hacerlo todo situándonos desde allí.
   En este mismo sentido iría la invitación de Jesús a Marta cuando afanada en las mil tareas de la casa perdía la Presencia en ese momento en el que Jesús estaba presente a diferencia de su hermana María que sabía gustar del momento presente.
   “Se fueron en barca a un sitio tranquilo y apartado”, donde los juicios ya no tienen fuerza, donde no nos dejamos guiar por las expectativas, donde somos capaces de vivir desde el desarraigo. Ese es el estar que nos procura las verdaderas vacaciones.
   En Taichi se trabaja mucho la sensación de “quietud en el movimiento y el movimiento sintiendo la quietud”, al fin y al cabo misma esencia que la experiencia de los místicos. Dice el I Ching, que es un libro oráculo e chino sobre la Verdad Interior: “Sobre el lago sopla el viento y remueve la superficie del agua. Así se manifiestan efectos visibles de lo invisible” y estaremos de acuerdo en que dependiendo de en la orilla en la que nos encontremos hasta nuestra propia cara reflejará la quietud o tensión que estemos viviendo.
   Francisco de Asís fue un buen ejemplo de esta experiencia. Viviendo en la orilla de la fama, la guerra, la riqueza… Se presentaba como un muchacho tenso y un tanto desequilibrado. Su gran conversión fue el descubrir la riqueza del ser que le hizo situarse en una conexión tan profunda consigo mismo y con Jesús que hizo vida todo lo que le invadía por dentro.
   Estamos llamados a hacer de nuestra vida unas eternas vacaciones viviendo en lo profundo desde la otra orilla. Y eso se logra con un gran entrenamiento que comienza por hacernos realmente presentes en nuestra vida, no dejando que las cosas nos zarandeen sino respirando todo lo que nos sucede.
   “Entremos más adentro en la Espesura”, es la invitación de San Juan de la Cruz. “Vayamos a la otra orilla”, es la expresión de Jesús. ¿A qué esperamos?

CLARA LÓPEZ RUBIO