domingo, 11 de octubre de 2015

CAMINAR HACIA DENTRO

Con mucha ilusión se acercó el joven de la parábola a Jesús para que éste le dijera la pieza que le faltaba para completar su puzzle. Con gran pena se marchó cuando al oírla de labios de Jesús descubrió en él una atadura y enorme apego que no le permitía continuar el camino hacia dentro si es que ya no lo había comenzado. Y es que en esto de la vida espiritual lo que no puede haber es engaño. Y mira que lo intentamos una y otra vez.
   Me da mucha ternura imaginarme la escena. Habla el evangelio de que era joven; con ilusión por continuar su vida ahora con la ayuda del Maestro. Pero no pudo comenzar con él la gran aventura. Eso no, pídeme otra cosa, quizá le diría. Y Jesús de forma tierna le tuvo que contestar que ni siquiera era Él el que se lo pedía, sino su mismo espíritu frente a su propio ego. Y eso es lo que la vida nos va pidiendo conforme avanza el tiempo: aprobar la asignatura por la que nuestro ego se resiste a pasar para ser libres, para bajar a lo más profundo.
   Y se marchó triste… Porque lo que es imposible es escondernos a nosotros mismos lo que nos impide crecer hacia dentro si se vive una vida mínimamente consciente, anclada en el presente y con “las ventanas abiertas del revés para poder mirar por dentro”, como dice la letra de una canción.
   Nunca me cansaré de poner el caso del propio Jesús, que aún siendo su “misión” lo más legítimo que podía hacer le tocaba como última pieza de su puzzle desapegarse hasta del cumplimiento de la misma para no estar apegado absolutamente a nada. Y él podría haberse dado la vuelta y haberle pedido al Padre una prolongación de su tiempo para acabar la misión de otro modo, porque hablar del Reino urgía. Y “qué poco práctico” fue su camino en apariencia. Pero la consciencia, libertad y presencia de Jesús, le hicieron ver claro que era eso lo que tenía que entregar y no podía pedir una prórroga.
   Examinemos hacia dentro cuántas y qué piezas son las que nos faltan. El puzzle se nos pedirá entero y la vida saldrá una y otra vez a nuestro encuentro para moldearnos con aquello que nosotros en principio nos resistimos a entregar.
CLARA LÓPEZ RUBIO


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